martes, 30 de julio de 2024

Sólo quien ama permanece atento a la persona amada,

 

Despierta, Señor, nuestros corazones,
que se han dormido en cosas triviales
y ya no tienen fuerza para amar con pasión.
 
Despierta, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado con pobres ilusiones
y ya no tiene razones para esperar.
 
Despierta, Señor, nuestra sed de ti,
porque bebemos aguas amargas
que no sacian nuestros anhelos profundos.
 
Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad,
porque nos perdemos en diversiones fatuas
y no abrimos los secretos escondidos de tus promesas.
 
Despierta, Señor, nuestro anhelo de verte,
pues tantas ocupaciones nos rinden
y casi no sacamos tiempo para contemplar y rezar.
 
Despierta, Señor, nuestro amor,
pues sólo quien ama permanece atento a la persona amada,
para recibirla y servirla con prontitud y alegría.
 
Despierta, Señor, nuestra capacidad de asombro,
para descubrirte ceñido, con traje de faena,
dispuesto a sentarnos a tu mesa y servirnos.
Amén.