lunes, 23 de septiembre de 2024

No permitas que nos quedemos quietos.

 

Señor, Tú diste tu vida para construir el Reino,
para hacer realidad el proyecto del Padre,
para que todas las personas podamos sentirnos amadas
y nos amemos y ayudemos mutuamente, como hermanas.
A lo largo de la historia, tu Reino de fraternidad ha ido creciendo,
gracias a tantos hombres y mujeres que han dado su vida,
como Tú y Contigo.
 
Pero también es cierto que el Reino de Dios padece violencia:
la humanidad se deshumaniza, crece la indiferencia,
los avances técnicos y médicos llegan sólo a unos pocos,
se modifican con sutileza las formas de dominio…
 
Señor, no permitas que nos quedemos quietos.
Que nos comprometamos en el cuidado de los más vulnerables,
sembremos amor, verdad y esperanza a manos llenas,
y denunciemos toda forma de esclavitud y violencia,
como Tú y Contigo. Amén.