viernes, 13 de septiembre de 2024

También me impresiona tu modo de ayudarle.

 

Y yo, ¿pido ayuda con humildad y confianza?, ¿ayudo a los demás teniendo en cuenta sus deseos y necesidades?
 
Señor Jesús, me impresiona la humildad y la confianza del ciego. Sabe que puedes curarlo. No puede perder la oportunidad de encontrarse contigo. Supera la incomprensión de quienes le regañan. Supera –quizá– el pesimismo de creer que no tiene remedio. 
 
Y yo, que te tengo a mi lado siempre, ¿qué hago para encontrarme contigo con humildad y confianza?
 
También me impresiona tu modo de ayudarle, Jesús. Te paras, no le atiendes deprisa y corriendo. Le preguntas y lo escuchas, tienes en cuenta sus deseos. Reconoces y valoras su fe… y el ciego recobró la vista.
 
Y yo, ¿cómo trato a las personas necesitadas?
 
Finalmente, tanto el ciego curado como el pueblo glorificaban a Dios.
 
Y yo, ¿doy gracias a Dios por todos esos milagros cotidianos que haces en mi favor, en favor de quienes me rodean?