Virgen María, mujer solidaria y madre emigrante,
tú conocistela violencia, la persecución, y el miedo;
viviste en el exilio y en Egipto cuidaste de Jesús.
Gracias por descubrirnos hoy estas facetas de tu vida,
desconocidas y poco valoradas por nosotros.
Danos tus ojos abiertos a la vida, a la realidad de mundo
y al dolor de tantos hermanos pobres y excluidos.
Danos un corazón solidario ante tanta injusticia
y sacude de nosotros el egoísmo y la comodidad.
Danos una voluntad decidida y generosa,
Dispuesta a asumir un mayor compromiso por los pobres.
Sé nuestra madre y nuestra maestra paciente
en este aprendizaje que nos cuesta tanto.
Ayúdanos a descubrir en los rostros de tantos hermanos
la dignidad que el Padre les ha regalado
y la mirada de Jesús, identificado con cada uno de ellos.
Mantennos en la fe, en el amor y en esta lucha por el Reino.
Amén.
P. Manuel Madueño, S.M.