jueves, 24 de octubre de 2019

Oración ante el Santísimo. Arrodillados

Nos arrodillamos ante ti, como los magos que acudieron a Belén. Sus ojos descubrieron que ese niño indefenso era Dios y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Nuestra fe también nos asegura que en ese pedacito de pan consagrado, Señor, estás tú, amándonos, y queremos ofrecerte nuestra gratitud, nuestra vida.

Nos arrodillamos ante ti, como el leproso del Evangelio, con humildad y confianza, para decirte: “Señor, si quieres puedes limpiarme”; para escuchar tus palabras: “Quiero, queda limpio”

Nos arrodillamos ante ti, como Simón Pedro, para decirte, arrepentidos: “Aléjate de mí, que soy un pecador”; para sentir tu consuelo: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”.

Nos arrodillamos ante ti, como la mujer pecadora. Nos ponemos a tus pies para agradecer tus palabras de perdón: “tus muchos pecados han quedado perdonados, porque has amado mucho… Tu fe te ha salvado, vete en paz”.

Como Jairo cayó a tus pies para pedirte por su hija, nos arrodillamos ante ti, para pedirte por muchos hermanos nuestros que sufren enfermedades del cuerpo y del alma; para acoger tu salvación: “No temas, basta que creas y se salvará”.

Como el leproso curado, que te buscó para agradecer su salud, también nosotros nos postramos ante ti, para decirte: “Gracias por nuestra vida, por cada persona, por cada atardercer... Gracias por perdonarnos y por alimentarnos con tu amor”

Nos arrodillamos ante ti, como María, la hermana de Lázaro, para decirte: “Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”; para recordar tu promesa: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.»

Nos arrodillamos ante ti, Señor, porque tú, siendo Dios, te arrodillas ante nosotros y nos lavas los pies. Nos arrodillamos para escuchar tu enseñanza: “si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”.