Te prometo, Señor, de hoy en adelante:
no guardar nada "para una ocasión especial",
porque cada día que vivo es una ocasión especial.
Pasar más tiempo con las personas que quiero,
comer mi comida favorita y visitar los sitios que anhelo,
pues la vida es una sucesión de momentos para disfrutar,
no una competición para sobrevivir.
Vestirme para estar a gusto, usar mi perfume favorito
y beber en esas copas de cristal que guardo
y sólo saco en ocasiones especiales.
Sentarme en la terraza y mirar, cerca y lejos,
y admirar lo que se me ofrece y contemplo,
a pesar de las nubes, malas hierbas y espinos.
Quitar de mi vocabulario las frases:
"uno de estos días...", "mañana...", "quizá...".
Y no retardar nada que traiga ilusión y gozo
a mi vida y a la vida de los demás.
Buscarte cada día, cada hora, cada minuto...,
porque este momento es esa ocasión especial
que ahora tengo y dispongo, para estar contigo y ser feliz.
Sobre una canción de Luis Alfredo.