Señor, cuánto disfrutamos en muchos momentos:
cuando estamos a gusto con un amigo querido
o con esa persona que sabe contagiarme confianza,
cuando nos desahogamos con nuestras amigas,
cuando disfrutamos caminando por el monte,
mirando al mar, al horizonte o a las estrellas;
cuando me siento en paz en tu presencia..
¡Querría que el tiempo se detuviese para siempre!
Gracias por tantos momentos de felicidad y paz,
que nos llenan el corazón de energía y esperanza,
para afrontar el trabajo, las dificultades, la cruz;
para esperar la luz después de cada oscuridad.
Que también yo sepa ofrecer amor y ánimo
a quienes se sienten solos y sin fuerzas.
Amén.