lunes, 26 de abril de 2021

Denunciar caprichos e injusticias

Ayer, Herodes quiso tener como mujer a la esposa de su hermano, y mató a Juan Bautista, por decirle la verdad. Y el cónsul Quintiliano se encaprichó de una joven llamada Águeda, a la que acabó torturando y asesinando, cuando se negó a entregarse a él.

Hoy muchos poderosos controlan las noticias que pueden ser contadas, pretenden aumentar sus ingresos, aunque tengan que exprimir a personas humildes; aunque causen pobreza y muerte en pueblos enteros. Todavía hoy, hay mujeres y hombres, niños y adultos, que son comprados, explotados y prostituidos…

También yo he sentido el abuso de algunos, que se creían por encima de mí, y en otras ocasiones, he tratado mal a quienes estaban por debajo de mi posición. Así de pequeño y pecador soy. Perdóname.

Señor, dame la fuerza de Juan Bautista, para no esconder verdades molestas, y la de Águeda, para decir no a los caprichos de los poderosos. Dame fuerza para no perder la dignidad frente a los grandes que hacen daño; para cuidar la pureza, la verdad, la justicia, la fe y el amor. Amén.