domingo, 25 de abril de 2021

Pecado y perdón

Señor Jesús, parece que seguimos igual que hace 2.000 años. No nos conmueve que Tú perdones nuestros pecados. Nos impresiona que Tú hagas caminar a un paralítico o devuelvas la vista a un ciego.

Y es que no nos damos cuenta de que pecados como el egoísmo o el orgullo nos paralizan y nos ciegan mucho más que cualquier otra enfermedad del cuerpo.

No somos conscientes de que un paralítico puede amar y ser feliz; mientras que una persona egoísta y orgullosa, si no lucha contra esa tendencia, puede arruinar su vida.

Señor Jesús, yo también justifico con demasiada facilidad mis errores y pecados. Me digo: “No pasa nada. Todos somos pecadores. No puedo exigirme demasiado. Todos lo hacen. Dios nos perdona siempre”.

Sin embargo, la realidad es que, cuando miro para otro lado y justifico mis pecados, poco a poco me van quitando la libertad, me roban las fuerzas para amar, me separan de ti y arrugan mi alegría.

Señor Jesús, ayúdame a ver claro, a reconocer mis pecados, a no justificarlos, a pedirte perdón y fuerza, con humildad y confianza, para luchar contra ellos.

Gracias porque me amas tal y como soy, con todos mis errores. Gracias por darme tu perdón, mucho más grande que todas mis miserias juntas. Gracias, porque cuando te miro, tu mirada amorosa me serena y mi corazón se llena de esperanza. Amén.