Señor, escucho tu llamada de nuevo. Una y otra vez me llamas, aunque me haga el sordo en demasiadas ocasiones. Eres tozudo, Señor. Me llamas y me envías.
Nos envías, de dos en dos. No quieres que vaya solo. Mi fe se apoya en Ti y en mi compañero de misión. Mi compañero se apoya en Ti y en mi.
Para transmitir tu amor y anunciar que todos somos hermanos, es preciso que me deje amar por Ti y por los hermanos, con humildad; que sepa amarles y ayudarles, con delicadeza y generosidad. Amén.