domingo, 1 de noviembre de 2020

Setenta veces siete

Padre bueno,
Tu hijo Jesús nos enseñó que Tú sólo sabes amar y perdonar.
Perdonas siempre, perdonas todo, aunque sea muy grande la ofensa.
He sentido tantas veces tu mano tendida y tu abrazo abierto...

Sin embargo, a veces no aprendo de Ti,
no soy capaz de perdonar, ni las pequeñas deudas.
Señor, ensancha y abre mi corazón encogido y cerrado,
para que pueda recibir y regalar amor y perdón.

Dame la fuerza para perdonar, cuando no sea capaz,
o dame, al menos el deseo sincero de perdonar.
Como Tú. Siempre como Tú y contigo. Amén.