domingo, 1 de noviembre de 2020

Se le perdonó mucho y amó mucho

 Señor Jesús,
¡Cuánto envidio a esa mujer,
que lavo, besó y perfumó tus pies!

Querría conocerte tan bien como ella,
sentir tu amor y amarte tanto, como ella;
llorar de dolor por lo mal hecho, como ella;
alegrarme por tu mirada y tu perdón, como ella.

Así contaría a todos ese sentimiento maravilloso de paz,
que Tú nos regalas cuando nos miras con ternura
y nos sentimos respetados, comprendidos y valorados.
Así podría contagiar a todos la esperanza
de que a Tu lado, crece la vida, la alegría, el amor.