sábado, 28 de noviembre de 2020

La cruz de cada día

Señor Jesús,
Tu que cargaste una cruz no merecida ni apetecida,
una cruz que abrazaste libre y decididamente, 
para mostrarme que me amas más que a tu propia vida,
dame fuerza para cargar con las cruces de cada día,
para superar la tentación de huir, cuando un compromiso me duele,
para seguirte y seguir a todas las personas que aman de verdad:
a esas madres que se sacrifican para enderezar la vida de sus hijos,
a esos abuelos que se privan para poder ayudar a hijos y nietos,
a esos políticos que son criticados y amenazados por buscar el bien común,
a esas religiosas que renuncian a una familia por consagrarse a Ti,
a esos cirineos que cargan la cruz de los que caminan a su lado,
a tantas personas que arriesgan su vida por defender a los más pobres,
a quienes, soportando su cruz, arriman el hombro para aliviar cruces ajenas.
Dame fuerza para llevar la cruz, como Tú. Siempre como Tú y contigo.