domingo, 1 de noviembre de 2020

Persona o ley

Señor Jesús, en la teoría lo tengo claro: “la atención a las personas que sufren está por encima de cualquier norma”. Pero en la realidad pongo excusas, como los fariseos: “eso no se puede hacer en sábado”, “no tiene cita”, “no ha presentado los documentos requeridos”, “ha venido fuera de horario”, “es inoportuno”, “no lo ha solicitado correctamente”… En el fondo, mi comodidad y mis intereses son más fuertes que mi solidaridad.

Perdóname, Señor, porque en tantas ocasiones he dado más importancia a las leyes y a las cosas que a las personas. Concédeme tu luz y tu fuerza para no hacerlo más y dame un tirón de orejas si vuelvo a poner excusas.

Gracias por tantas personas que viven el amor sin ningún obstáculo, como primera y principal misión en su vida.