domingo, 1 de noviembre de 2020

Al que mucho se le dio mucho se le exigira

Padre bueno, somos pequeños, frágiles y fallamos muchas veces. Pero también es cierto que nos has dado un cuerpo maravilloso, un corazón que puede amar sin medida, un cerebro que puede aprender a tocar el piano, a construir un puente o a hacer cualquier otra cosa. ¡Somos tan pequeños y tan infinitos!

No obstante, a veces no reconozco ni valoro lo que me has dado, no creo que pueda aportar nada bueno, me siento incapaz de mejorar, atrapado de pies y manos por la pereza, el miedo, la tristeza, el egoísmo…

Padre bueno, ayúdame a verme como tú me ves y contágiame la confianza que tú tienes en mí; para que mi vida vaya dando más frutos, no por el miedo a ser castigado, sino por lo mucho que tú me amas y lo mucho que yo te quiero amar.