Como Juan Bautista, también nosotros queremos reconocerte, Jesús. Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Mesías enviado por el Padre, Tú eres el Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, con tu vida amorosa, compartida, entregada. Que cada día nos acerquemos a Ti, superando el orgullo y el individualismo que nos encierran, para disfrutar la luz de tu Espíritu, aprender de tu sabiduría y experimentar tu fuerza sanadora y reconstructora.
Como a Juan Bautista, Tú también nos llamas a ser tus testigos y nosotros queremos dar testimonio de Ti; testimonio humilde, pues somos pecadores; testimonio agradecido, pues nos sentimos amados y cuidados por ti; testimonio alegre, pues notamos tu poder contra la injusticia y el pecado; testimonio esperanzado, pues sabemos que Tú nunca nos dejas de tu mano y actúas a través de una multitud de hombres y mujeres de buena voluntad. Amén.
