Te seguiré adondequiera que vayas, Jesús.
y, sobre todo, con la vida de cada día,
como esos misioneros que se arriesgan por los más pobres,
como esas parejas que también se siguen en la pobreza y la enfermedad,
como esas madres que siguen a sus hijos en sus noches oscuras.
Me falta amor, Jesús, me falta mucho amor,
Y me falta amor porque no me dejo amar.
Ayúdame a abrir el corazón de par en par,
para dejarme amar por ti y por tanta gente buena,
para seguirte adondequiera que vayas,
con gratitud, alegría y confianza. Amén.