Señor, también nosotros halagamos para hacer daño,
utilizamos guantes de seda para esconder el puño de hierro,
usamos palabras educadas e incluso piadosas para condenar.
Señor, ayúdanos a desechar la hipocresía y la falsedad,
a corregir con amor al que yerra para que se enmiende,
a crecer en sinceridad y en buena fe. Amén.