Raquel sigue llorando,
expulsados de sus familias y países,
achicharrados en desiertos de injusticia,
ahogados en el mar de la indiferencia,
aplastados por el descuido y el sinsentido,
abusados por quienes deberían protegerlos,
explotados en fábricas, canteras y guerras,
arrancados con violencia del seno materno…
Raquel sigue llorando,
mucha gente con corazón sigue llorando.
Tú, Señor, también lloras…
y tocas el corazón de tanta gente buena,
para que proteja y cure a los más pequeños.
Tú, oh Dios, estás siempre cerca.