Señor Jesús, me impresiona la sinceridad y la humildad de Juan Bautista. Aclaraba una y otra vez que él no era el Salvador, sino su precursor; que no era la Palabra, sino una voz; que él no era el Novio, sino el amigo del novio; que solo bautizaba con agua, no con Espíritu.
Señor Jesús, ayúdame a conocer mis talentos y mis limitaciones, con humildad y verdad; a reconocer en mí tu obra y la de las personas que me han enseñado, acompañado y precedido; a ser la voz que anuncie tu Palabra, a preparar el camino, para que muchos puedan descubrir y disfrutar tu ternura y tu amor.
Amén.