Gracias, Señor, por recordarnos lo esencial de la vida:
Sin amor, el esfuerzo, la fe, el éxito, no nos hacen felices.
Y para poder dar amor, hemos de recibir amor;
porque nadie da de lo que no tiene;
porque sabernos amados es una necesidad vital.
Danos un corazón abierto, de par en par,
para acoger el amor que Tú nos das de mil formas,
para amarte en todo y por encima de todo,
para amar a cada persona, como Tú y Contigo. Amén.