Señor, danos valentía para poner nombre a nuestros pecados, a nuestros miedos, a nuestras enfermedades, a nuestras limitaciones... Ayúdanos a comprender que difícilmente sabremos gestionar lo que no nos
atrevemos a nombrar.
Concédenos estar disponibles a las personas que vienen a nosotros en busca de escucha, diálogo, perdón, amistad… Que sepa acogerlas como Tú y Contigo. Amén.